domingo, 28 de febrero de 2016

TEATRALIDADES DE / Y “RASAESTÉTICA”, Richard Schechner (PRE-POSICIONES)


¿Dónde, en el cuerpo, está ubicada la teatralidad? ¿Cuál es su lugar? En la tradición del teatro occidental, los ojos y hasta cierto punto, los oídos, son los loci de la teatralidad. Por etimología y por práctica, un teatro es un “lugar de/para ver”. Ver exige distancia; da origen al foco o diferenciación; anima al análisis o a separar líneas lógicas; privilegia el significado, el tema, la narración. La ciencia moderna depende de instrumentos de observación, de ocularidad: telescopios y microscopios. Las teorías derivadas de observaciones hechas con instrumentos oculares definen el continuum del tiempo-espacio. De las franjas supergalácticas al carácter al carácter infinitesimal de moléculas y sub-átomos, “conocemos” el universo “viéndolo”. Conocer = ver; velocidad = espacio; distancia = tiempo; historia = diacronía.
Pero en otras tradiciones culturales hay otros sitios de la teatralidad. Uno de ellos, la boca, o mejor dicho, el hocico-vientre-intestino, es el tema de este ensayo. La boca-vientre-intestino es el sitio del “gusto”, la “digestión” (no saber mediante el análisis sino “ingiriendo”) y la excreción:  el proceso somático-neurológico del (com)probar-probar, ingerir, separando el alimento del desperdicio, distribuyendo lo que nutre y eliminando lo sobrante. Éste es el lugar de la intimidad, la mezcla, la experiencia, la superposición, los gut-feelings (´el saber algo en las entrañas´), la simpatía o el interés. Una buena comida es un placer; y también lo es una buena cagada.

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